La crisis no da tregua. Plantea una situación sin precedentes en la Historia y abre brechas que casi ni se conocían. Todos los sectores sufren las consecuencias de una situación que, sin embargo, no ha cogido por sorpresa a todos. La economía y el uso de las nuevas tecnologías han copado, de hecho, la mayor atención del público en las elecciones de EE.UU.

Un buen número de empresas, algunas de ellas de la talla del banco de inversión Lehman Brothers, Madoff o la aseguradora AIG han ido a la quiebra. Otras, como el Grupo Zeta, se ven inmersas en la actualidad en Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). El grupo de personas defraudadas o a punto de perder sus empleos ha movilizado, como siempre, cielo y tierra para mostrar su descontento.

La caída de emporios financieros, sin embargo, no aporta nada nuevo a lo que se está viviendo en el último año. Tampoco lo hacen situaciones de desequilibrios financieros en el sector empresarial. Ni siquiera los problemas de las empresas con los trabajadores son novedosos. Éstos han existido siempre, al igual que la crisis. Lo que está ocurriendo hoy, como ocurre siempre, supone el inicio de un cambio. En esta ocasión las empresas se enfrentan a un nuevo fenómeno, al que se sentían indiferentes hasta el momento: la crisis 2.0.

Bajo la premisa de no repetir errores del pasado, las compañías deberán ponerse al día en el cuidado de su Departamento de Comunicación. La crisis en Internet funciona, y estos tiempos de convulsa situación económica lo han demostrado. Las Lehman, Madoff o AIG se ven enfrentadas a plataformas críticas on-line que hacen visibles y activas las peticiones de los afectados. Pero en esta ocasión no sólo actúan ante los dirigentes de la entidad, sino que también lo hacen ante todo el que forme parte de la conocida como Web 2.0. Y esto incluye a las redes sociales, donde se crean grupos para hacer públicas las críticas a las empresas.

En el caso del grupo de comunicación español se ha producido la misma situación. Las consecuencias se convierten en noticias de la competencia al alcance de todos. El provecho que el Grupo Zeta había conseguido sacarle a los nuevos medios estaba todavía por demostrar. No se puede decir que su website mereciera situarse entre las más valoradas, pero sí se habían introducido en la observación, e incluso manejo de nuevas herramientas on-line. Así es como introdujeron en YouTube un canal para celebrar sus treinta años de historia. Pero Internet tiene la capacidad de darle voz a todo el que la quiera usar, y de así llegó la respuesta de los afectados, que han criticado desde la blogosfera las acciones de los directivos del grupo. El canal YouTube también les ha servido para hacer más visibles sus críticas, que se han unido a las de profesionales de otras asociaciones.

Las redes sociales también han tenido cabida para acoger grupos de amigos contra el ERE del Grupo Zeta. El fenómeno de Internet, retratado en el formato de Web 2.0, se ha convertido en una pesadilla para un buen número de empresas en el último año. Los directivos deben iniciar cuanto antes un proceso de reestructuración de sus equipos de comunicación para momentos de crisis. Una transformación que, a la vista de lo sucedido, no volverá a dejar a la Web al margen de sus preocupaciones.